Hoteles Cápsula. ¿Estamos preparados?

Imagina una habitación amplia y con vistas; ahora olvídalo. La última tendencia del sector hotelero es que los viajeros duerman en cuartos minúsculos, a veces incluso sin ventanas.

Los hoteles cápsula nacieron hace años en Japón, un país con una densidad de población muy elevada y con importantes problemas de espacio en las grandes ciudades. Desde entonces al día de hoy la industria turística ha avanzado mucho, y el modelo “cápsula” se ha exportado a otras regiones del planeta.

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En su origen el concepto de este tipo de hotel era bastante simple: pequeño, sin ventanas y sin accesorios, como una de esas cabinas que aparecen en las naves espaciales.

En Europa estos establecimientos han aflorado en los últimos años, y las grandes capitales del viejo continente ya cuentan con su propio hotel colmena. ¿Pero cómo puede el mundo occidental importar este tipo de hotel cuando aún hoy vemos el espacio como sinónimo de comodidad y lujo?

Posiblemente el modelo asiático no sea 100% exportable; en varios países europeos existen leyes que obligan a los hoteles a tener ventanas en las habitaciones, por lo que el concepto “colmena” debería sufrir modificaciones para poder implantarse en mercados como, por ejemplo, el alemán.

Otro de los inconvenientes, y posiblemente el más importante por tratarse de un factor cultural, es el hecho de verse confinado en un espacio parecido a un nicho. Una imagen mortuoria apenas arraigada en la cultura japonesa al no existir cementerios tal como se conocen en occidente (la incineración en Japón representa el 98% de los casos).

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Sin duda pasarán aún algunos años hasta que los hoteles-cápsula ejerzan una auténtica competencia al modelo turístico tradicional. Actualmente el público objetivo son principalmente jóvenes mileuristas o turistas que pernoctan una sola noche y que se conforman con lo estrictamente básico que un hotel puede ofrecer.

Pero no todos estos hoteles se limitan a “almacenar a sus huéspedes”; algunos incluso tienen detalles que normalmente ofrecen hoteles boutique más caros, como televisores de plasma, espejos de baño que no se empañan y decoración de diseñadores famosos como Philippe Starck (Hotel Qbuc, Ámsterdam).

Otros han optado por diseños más originales, que desvían la atención del visitante hacia el exterior del cubículo, difuminando la sensación de claustrofobia y creando a su vez  la impresión de estar viviendo una experiencia única. Este es el caso del Book and bed Tokyo hotel, donde las camas se confunden entre estanterías de libros que llenan las paredes. Este hotel ha cambiado el “dormir en una colmena” por “dormir en una librería”, aunque en lo sustancial el concepto sea el mismo.

En resumen, los hoteles-cápsula, si bien aún no son la primera opción a la hora de buscar alojamiento, constituyen una vertiente del sector al alza que deberá adaptarse a los cánones culturales occidentales. Así, podrán posicionarse en el mercado hotelero como un producto de calidad y cómodo con una clientela fija que lo considere como su primera opción.

Mr.Xelles

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